Origen del Arpa Celta- Breve reseña histórica


Alrededor del año 1000 d C, tempranos modelos del arpa celta fueron difundidos por Irlanda, Escocia y Gales. Luego de años de repeler y absorber invasiones vikingas, romanas, normandas y moras; los ingleses comenzaron a presentarse como un problema para el pueblo irlandés y su cultura. El poderío bélico no sólo perseguía el sometimiento. Los ingleses insistían en que los “bárbaros” irlandeses debían eliminar la costumbre de que reyes y señores compartieran la mesa con juglares, arpistas y sirvientes; costumbre que según los registros, los irlandeses terminaron por erradicar (pero sólo cuando había ingleses presentes…). Con la paulatina debilidad de los reyes en su poder soberano, sobrevino, ya a fines del siglo XVI, la caída del liderazgo de los bardos y los arpistas. El arpa encuentra refugio en Escocia, allí, muchos nobles se dedicaron a ella, incluso reyes como Jaime IV.
Entre 1494 y 1503, extensas fueron las compañías de arpistas que ingresaron a las Tierras Altas. El arpa llegó así a convertirse en el instrumento nacional de Escocia. Cada clan tenía su arpista, pero tras varios años de pomposidad feudal y lucha por el poder, el arpa decayó a fines del siglo XVII y gradualmente fue reemplazada por la gaita escocesa (Highland Bagpipe).

Irónicamente, mientras los bardos y arpistas irlandeses eras perseguidos y ejecutados y sus arpas destruidas, Isabel I se deleitaba con el arpista de su corte, que tocaba para ella jigs, strathspeys y hornpipes.

Los tiempos se fueron tornando aún más duros. Entre 1650 y 1660 Cromwell ordenó destruir arpas y órganos tanto en círculos católicos como protestantes. Quinientas arpas fueron confiscadas y quemadas en la ciudad de Dublín solamente, en otra oportunidad unas 2000 en toda Eire. Al igual que la Highland Bagpipe, el arpa comenzó a tornarse en un instrumento prohibido y origen de sublevación contra la Corona.

A lo largo de los siglos XVII y XVIII la poesía y música de los bardos se fue perdiendo como consecuencia de innumerables exilios y temores. Esta deliberada destrucción y persecución terminó con Cromwell, luego la Ley de Cercamientos para Escocia y la Hambruna para Irlanda, forzarían nuevamente a estos pueblos gaélicos a emigrar. A fines del siglo XVIII comienza en Irlanda un repentino resurgimiento de interés por su largamente negada tradición. Por ese entonces quedaban contados arpistas y pocos de ellos ejecutaban piezas en la manera tradicional.

En 1790 se organiza el Belfast Meeting, destinado a promover la música de origen tradicional, siendo la competencia entre arpistas premiada con una suma importante de dinero. Sólo diez arpistas entre 15 y 97 años se presentaron. El más viejo, Dennis Hempson, fue el único en tocar a la vieja usanza y con plectros para cada dedo, todos los otros tocaron con las yemas solamente, posiblemente influenciados por el arpa de pedal y cuerdas de tripa. Edward Bunting, copista del acontecimiento apenas pudo plasmar en el pentagrama la inusitada manera de ejecución, y la oportunidad de preservar la tradición se perdió con el tiempo. Ningún arpa tradicional de cuerdas de metal fue construída. Poca era la demanda debido a la dura vida del arpista y los problemas políticos. Algunos esfuerzos comenzaron en Dublín y Belfast para enseñar a los jóvenes ciegos el arte del arpa, pero fracasaron poco después del 1800.

Entre 1890 y los principios del 1900 pequeñas arpas comenzaron a construirse en Irlanda, pero distaban mucho del sonido de la antigua Arpa Celta. Entre 1950 y 1960 nuevos estudios permitieron construir arpas con cuerdas de metal a la vieja usanza. A su vez el arpa de cuerdas de tripa y la neo-céltica (de cuerdas de nylon) comenzaron a expandirse tanto en Escocia como en Irlanda. Así es como la verde Eire adopta como instrumento nacional al Arpa Celta en el siglo XVII, Gales hace lo propio con el arpa de encordado triple (tres filas de cuerdas) desarrollada por los italianos a diferencia del arpa de encordado doble de los hispanos.
Podemos decir que el círculo histórico se cierra hoy día. Aquella Orden Bárdica creada por el rey irlandés Brian Boru en el siglo X, extendió su herencia y tradición por más de 500 años, llegando en la actualidad a la costa oeste de los Estados Unidos, donde se concentran gran cantidad de hacedores de arpas célticas. Existen clubes de arpistas y hasta periódicos dedicados exclusivamente a ella. Se contribuye así a la afirmación de una tradición imperecedera que hará escuchar sus ecos por los años que vendrán.

Autor:Eliseo Mauas Pinto