Extractos de poemas

El Arpa

"Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas![...]

Ya de nieve las manos tomaron
el arpa dulce
que acaso olvidada
silenciosa y cubierta de polvo
mil notas guardaba,
cual despiertan llegando la aurora,
aves tiernas que en sombra
callaban. [...]"

(Gustavo Adolfo Bécquer)


A Rosalinda

"La nube huye y ya aparece
Ccual ninfa que habita el mar,
la bella ondina, llena de encanto,
y el arpa dulce oigo vibrar [...]
La mano blanca en cuerdas de oro da tierno son
el vago acento no se detiene,
parece un canto del corazón.
Son de las avec las dulces notas
del arrroyo grato rumor
son misteriosos languidos ecos
canto divino que entona amor[...]"

(Gustavo Adolfo Bécquer)



El Arpa

"...reclina la mejilla en mi columna,
bésame con tu pelo.

Desliza sobre el muro de mis cuerdas
la magia delicada de tus dedos,
dando voz a la oculta melodía
dormida en mi silencio..."

(Francisco Alvarez Hidalgo 1997)

Arpa mía

"¡Oh arpa mía! Fiel amiga,
Ante quien mi corazón se descubre
Donde mi dolor se adormece
Donde mi bienaventuranza se exhala.
Tú, la confidente discreta de mis penas,
De mis alegrías,
Tú lees en mi alma secreta
Y sabes mis más íntimos deseos.[...]
Tú sabes, tú, mi otro yo
Cuando sufro y cuando lloro.[...]
Corazón a corazón
Hemos vibrado juntos. [...]"

(Edouard Guinand)

Preludios de mi Lira

"...Como una casta ruborosa virgen
se alza mi Musa,y tímida las cuerdas
pulsando de su arpa solitaria,
suelta la voz del canto..."

(Manuel de Cabanyes 1833)




Las Arpas Mudas

" La virgen poesía,
Huyendo de los hombres,
Se pierde en las profundas
Tinieblas de la noche.
Las arpas enmudecen,
Y el eco no responde[...]

¡Poetas!Hasta tanto
que la borrasca pase
colguemos nuestras arpas
de los llorosos sauces.
Tal vez cuando la tierra,
nuestros despojos guarde,
el viento las sacuda,
y vibren gimmen y canten. [...]

Tal vez cuando el tiempo
se amanse la corriente,
nuestros felices hijos
piadosos las descuelguen.
¡Quién sabe! Aunque las densas
tienieblas nos envuelven,
no eres eterna ¡oh noche!
¡dolor, no duras siempre!"

(Gaspar Nuñez de Arce 1875)